Los dos giros

La primera publicación de este blog ha sido un éxito sin pretenderlo, "las raíces gallegas de Simón Bolívar" es  desde hace años fuente de consulta de otras webs, como la de la Guía Bizkaia en su entrada sobre el Simón Bolívar Museoa de Ziortza-Bolíbar, e incluso de la misma Wikipedia en su entrada sobre el Pazo de Mondoi de Oza dos Ríos [esto último fue eliminado durante el año 2021, así como otras referencias históricas del ahora denominado ayuntamiento Oza-Cesuras].  Mi idea era comenzar con alguna historia que hiciera alusión a las dos culturas que me han nutrido.

Luego continué con publicaciones acerca de política y actualidad, pero decidí borrarlos, porque de repente me di cuenta de que mi naturaleza es la de aportar ideas y analizar concienzudamente, no la de participar en los grandes circos de la distracción contemporánea.  Como pienso fervientemente que todos los fenómenos de la vida se sustentan en la dinámica del cambio y la impermanencia, y  del que todo tiene un principio y un final, creía que la vida de este blog había llegado a su fin.  Sin embargo, estuvo a punto de resucitar para agradecerle a mi gran amigo, el escritor Alberto Piñeiro Berz, las tres oportunidades que me regaló de presentar su libro en Boiro, Pontevedra y Marín respectivamente, pero no lo hice por la terquedad de decir que hay que asumir que hay capítulos vitales que se cierran irremediablemente.  La temática tenía que ver con la primera publicación, es como si la vida diera un giro completo y volviera al punto de partida, mis dos culturas nutricias volvieron para juntarse en "Crónicas de Venezuela", un libro de viajes escrito sin imágenes, pero con muchas fotografías mentales, es decir, las continuas referencias de los paisajes del Barbanza nos hacen construir los de Venezuela.

Lo sorprendente de todo, es que estos meses he vivido un otro giro en esta historia, en la que Venezuela y Galicia se vuelven a juntar, y es lo que quiero contar en esta entrada.

En el mes de mayo de este año, un grupo de venezolanos que vivimos en Pontevedra, decidimos formar una asociación, un proyecto que llevaba más de una década en mi cabeza, pero que no había sido factible por la poca masa crítica.  Con esta idea en mente, mi ahora amigo José Miguel González Montes y yo, formamos el grupo de Facebook Venezolanos en Pontevedra allá por el año 2008 [renombrado como Latinos en Galicia en mayo del 2020], época en la que empezaban a despegar las redes sociales.  Este grupo estuvo mucho tiempo con una veintena de integrantes, para muchos de ellos la ciudad era un cobijo temporal en el camino de las oportunidades laborales.  Sin embargo, fuimos creando relaciones con paisanos de otras ciudades, en especial de Vigo, los cuales son pioneros con su asociación.  La situación caótica de Venezuela de estos dos últimos años, produjo el comienzo de una diáspora sin precedentes y un crecimiento espectacular del número de integrantes del grupo, a día de hoy superamos los 2700.  También la ciudad de Pontevedra ha visto como crecía la presencia de ciudadanos venezolanos y retornados en sus calles en relativamente poco tiempo.  Las condiciones eran propicias para que la semilla brotase, tenía sustento suficiente para desarrollar sus raíces, y precisamente, éste es el segundo giro al que hago referencia en el título.

Hay que reconocer que hubo varias iniciativas aisladas de forma paralela, varios venezolanos empezaron a organizar eventos por su propia cuenta, todos con un claro afán de poder reunirnos y crear una comunidad proactiva. Caben destacar la creación de un grupo de WhatsApp por parte de la coach María Inés González y gestionada principalmente por Dineida, los partidos de kikingball por Mónica Brenna de forma muy diligente y los encuentros religiosos hechos por Mariló García Villar.  Es evidente que hubo muchas más actividades organizadas por personas que desconozco o que se han ido de la ciudad, pero hay que reconocerlos como las simientes de lo que hoy es la Asociación de Venezolanos en Pontevedra (ASOVEDRA).

Un cúmulo de casualidades hizo que todo ese grupo disperso nos conociéramos, todavía no soy capaz de explicar esa concatenación de hechos aislados a día de hoy, sospecho que fueron cosas del boca a boca y de la no contrastada teoría de los seis grados de separación del cuento Chains del escritor húngaro Frigyes Karinthy.  Sea como fuere, lo importante es que juntos estamos teniendo una fortaleza más grande que la suma de nuestras actividades aisladas. 

Para mí es todo un honor haber sido elegido presidente, está siendo un trabajo voluntario totalmente enriquecedor y del que estoy aprendiendo mucho.  Está siendo un reto muy importante montar la estructura para que este proyecto funcione de la manera más eficiente.  Gracias a esta oportunidad, estoy aprendiendo a gestionar grupos, a escucharlos, a delegar responsabilidades, a apoyarlos y a sacar lo mejor de cada uno.  He aprendido a hacer páginas web con WordPress, a gestionar redes sociales y a publicitar con éxitos las actividades realizadas hasta el momento, sobre todo el curso Kit de Bienvenida para orientar a todos los venezolanos que salen desesperadamente del país por sus duras circunstancias personales y que necesitan un asesoramiento responsable.


Para finalizar esta publicación, simplemente quiero agradecer al equipo de ASOVEDRA por desarrollar mis potencialidades y por aparecer en primera plana de La Voz de Galicia —algo que nunca he buscado, pero que supuesto un regalo de la vida—. 


¡Juntos haremos algo grande y hermoso!

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